La riqueza del kiwi está en su interior, de pulpa color verde menta y una multitud de pequeñas semillas de color negro. Es una revelación en Vitamina C.
Originario de China, de bajas calorías y de elevado contenido en vitamina C, duplica el valor que tiene la naranja.
El kiwi de aspecto exterior poco llamativo pero lleno de riqueza en su interior es originario de China donde su crecimiento es espontáneo y se lo conoce con el nombre de Yang-Tao.
Su fruto pertenece a una planta denominada actinidia, de la familia de la dileniáceas.
Su cultivo se ha extendido a muchos países que reúnen características climatológicas semejantes y de esa manera llegó a principios de siglo a Nueva Zelanda.
Este país es primero en la producción internacional de kiwi tanto en cantidad como en calidad.
En Nueva Zelanda este fruto fue bautizado con el nombre de kiwi en honor a la pequeña ave que habita la región y cuya fisonomía es muy parecida a la del fruto.
Tiene forma ovoide, de unos 8 cm de largo por 6 cm de ancho.
Está protegido por una cáscara consistente y delgada de color marrón oscuro y esta cáscara está recubierta por una fuerte pelusa.
Sus principales cualidades nutritivas se resumen en su bajo aporte calórico, su riqueza en sales minerales y sobre todo en su elevado contenido en vitamina C.
Tiene cada 100 gramos de fruta 100 miligramos de vitamina C, lo que hace que con la ingesta de un solo kiwi nos aporte las necesidades diarias de vitamina C que una persona adulta necesita.
Es un fruto que tiene mucha fibra lo que mejora el tránsito intestinal.
Aporta vitamina E y sobre todo mucho potasio, casi tanto como la banana (plátano).
Es uno de los alimentos más ricos en ácido fólico que interviene en la prevención de la anemia.
Todas las virtudes que aporta el kiwi al ser humano, hace que al ingerirlo influya en el buen funcionamiento del sistema circulatorio y nervioso, en la formación de los huesos y dientes y en la elaboración de proteínas.
También tonifica el cerebro y es recomendable para las personas que tienen el sistema inmunológico disminuido como ancianos, niños y convalecientes.
Cuenta en su composición con un ácido llamado propeolítico, que ayuda a mejorar la circulación de la sangre y a combatir el colesterol.
A pesar de ser un fruto de invierno, el kiwi tiene un poder de conservación muy elevado que lo hace permanecer presente casi todo el año.
También cuenta con otra virtud, es eficaz como cosmético.
Si se pisa con un tenedor la pulpa y se pasa por la batidora se obtendrá un puré que será ideal para aplicar como máscara facial.
Se aplica sobre el rostro limpio y se deja actuar durante 20 minutos.
Se retira con agua tibia.
Luego se pasa agua de azahar para hidratar y a tonificar la piel.