Los morrones pelados son particularmente sabrosos. El solo hecho de sacarle la piel los transforma en una delicadeza aplicable a cualquier salsa u otra preparación otorgándole un sabor inigualable.
Hay varias formas de hacerlo.
Se pueden pelar poniéndolos en el microondas o bien en el horno pero hoy nos dedicaremos a prepararlos sobre la llama de la hornalla.
Es sumamente fácil de hacer.
Se eligen, por ejemplo, morrones rojos bien grandes y carnosos.
Se limpian con un paño húmedo sin sumegirlos en agua.
Una vez limpios se pinchan con un tenedor o pincho largo los que se usan para la parrilla y se ponen directamente sobre la llama.
A medida que la piel se quema y se pone bien negra se gira el morrón continuando la cocción así hasta que esté color negro carbón.
Se retira del fuego y se pone bajo el chorro de la canilla.
Ayudándonos con las manos le vamos quitando todo lo negro fácilmente quedando solo la pulpa del morrón.
Se corta a la mitad y se limpia quitándole las semillas y las partes blancas. Luego se corta en juliana y se emplea en la preparación que elegimos.
El sabor cambia notoriamente transformándolo en un producto mucho más delicado y exquisito.