Hoy comparto con ustedes mi preocupación sobre la responsabilidad que tenemos como padres que nuestros hijos tengan buenos hábitos alimentarios. Y no dejarnos llevar por la publicidad perversa y mala que induce con títulos e imágenes tentadoras a que nuestros niños se vean tentados y engañados a que ese sea el camino correcto de alimentación.
Como consecuencia hoy tenemos niños precozmente hipertensos, obesos, con colesterol, tendencia a la diabetes y un sin fin de patologías más que podríamos evitárselas sin la influencia maléfica de ciertas empresas que brindan alimentos indebidos, utilizando técnicas de marketing muy efectivas.
Esta publicidad realizada a través de los medios de comunicación y a la cual tienen acceso fácilmente los niños, influye y actúa negativamente en el momento de elegir los alimentos.
El niño a través de las palabras convincentes y sobre todo de las imágenes cuidadosamente estudiadas y dirigidas directamente a influir en su mente, en su gusto, en su deseo de saciar su hambre.
Lógicamente preferirá entre un plato de sopa y un plato cuidadosamente preparado y estudiado hasta en sus últimos detalles, que resulta tentador, aromático, apetitoso, colorido……….se inclinará por este último siempre.
Parece que luchar contra ellos es imposible dado el resultado nefasto de cientos, miles, millones de niños que padecen de estas enfermedades precozmente.
Pero a pesar de todos estos factores en contra debemos apostar a ser constantes en nuestros hogares educando e informando a nuestros hijos de lo malo de estos alimentos.
Lo que no significa que nunca los prueben sino que se deben de reservar para situaciones especiales y ocasionales.
Hoy día en la mayoría de los hogares las mamás trabajan y tienen, junto con la tarea de la casa un sin fin de actividades y responsabilidades que les resulta mucho más fácil resolver la merienda de su hijo comprando un alfajor, que a su vez es económico, que distraer su tiempo en realizar algo casero.
Pero, cuánto tiempo puede llevar a una persona realizar una simple torta, media hora?….. una hora?. No más!!!
Cortar una rodaja de pan y agregarle dulce, o queso, y formar un sándwiches.
O una fruta, o un yogur. No es tan complicado como parece, requiere sí de constancia y estamos contribuyendo a que la salud de nuestro hijo no corra tanto peligro.
En realidad, ¿son sólo los niños que prefieren las comidas rápidas o somos los padres que no nos ocupamos como se debe de que los malos hábitos se instalen en nuestros hogares?
Sentarnos a conversar con los chicos sobre todos los temas, pero hoy en especial de sus alimentos favoritos es parte de la educación que como padres nos corresponde.
Es importante también, que él o ellos sientan que es un tema que forma parte de su buena, o no tan buena vida saludable, a futuro.
Es básico que en los primeros años de vida se afiance sólidamente en ellos, a través de nuestras charlas, que los hábitos alimentarios saludables, dentro o fuera del hogar son fundamentales para construir en ellos buenos cimientos y buenas bases para continuar en la construcción de un óptimo organismo, más allá de las nocivas informaciones que nos dan a través de la publicidad.
Esta tarea requiere de parte de los padres de esfuerzo, constancia y sobre todo mucho amor. Pero la recompensa será maravillosa una vez que los veamos crecer sanos y felices y nosotros libres de toda carga negativa al contribuir a que esto se haga realidad.